miércoles, 16 de abril de 2008

CATÁSTROFES, TORMENTAS SOLARES Y LA PRECESIÓN DEL ZODÍACO

Este capítulo es extremadamente importante. Muestra un vínculo matemático irrefutable entre el ciclo de las manchas solares y la precesión (cambio) del zodíaco. En un momento sabrá hacia dónde nos conduce todo esto, pero primero, debe observar algunos pequeños cálculos matemáticos; nada difícil. Hice estos cálculos numerosas veces y no me produjeron ningún colapso mental, por lo tanto, usted no tiene nada que temer. Como me pasó a mí, se topará con varios números asombrosos que no podrá ignorar. Empecemos ahora mismo.

Primero, debe recordar que cada campo magnético del Sol tiene una velocidad de órbita diferente. La rotación en los polos es más lenta que en el ecuador. El campo ecuatorial rota alrededor de su eje en 26 días, el polar, en 37. Al cabo de 87,4545 días, el campo más rápido del ecuador alcanza al campo polar. En ese período, el campo ecuatorial ha viajado 3,363636 partes de un círculo, y el polar, 2,363636; la diferencia es exactamente un círculo de 360 grados.

“No tan difícil”, le oigo pensar. Bueno, entonces continúo con mi historia. Si leyó el capítulo en el cual se descifra el código del zodíaco, debe saber que la Tierra se desplaza 3,33333 segundos por año en el zodíaco. Ahora le pido que multiplique ese número por sí mismo: 3,33333 x 3,33333 = 11,11111. Este es el tiempo promedio del ciclo de una mancha solar. Cada 11 años, el ciclo de la mancha solar sube y baja, va desde un punto alto a uno bajo. Nuevamente, esto no es una coincidencia. En cálculos posteriores, logré descifrar varios códigos con este número, el cual demostró que mi búsqueda iba bien. Si se multiplica este número importante por el número de los ciclos de rotación de los campos magnéticos del Sol, se obtienen los siguientes resultados sorprendentes, y en verdad, quiero decir sorprendentes:

3,363636 x 11,11111 = 37,37373737
2,363636 x 11,11111 = 26,26262626

Por cierto, vuelven a aparecer los periodos de rotación, pero revertidos en comparación con la cantidad de círculos que se ha viajado. Se obtienen dos series infinitas de 37 y 26. Los lectores inteligentes se darán cuenta de lo siguiente: esto significa que, si conoce el período del campo magnético del ecuador, puede calcular la velocidad del campo polar, usando el cuadrado del número de precesión. Y por supuesto, puede hacer lo mismo, pero al revés.

Bueno, me quedé sin habla. No soy capaz de expresarlo con mayor precisión. Es una extraordinaria conexión matemática, donde la coincidencia está absolutamente —repito, absolutamente—, fuera de toda discusión. Es parte de un “plan maestro”, un programa de computación muy sofisticado, que derrota al más moderno software, en su belleza y complejidad. Usted no puede ignorarlo. Sólo trate de hacer algo como esto. Este es su punto de partida: incorpore los dos campos magnéticos del Sol, los cuales son la piedra angular del ciclo de las manchas solares, con su periodo promedio. Si le preguntara esto a un astrónomo, él lo miraría con desesperación y no contestaría su interrogante. Peor aún. No podría estar en condiciones de brindar un modelo matemático, porque no sabe las fórmulas que conocían los mayas y los egipcios. Estas series de complejos datos astronómicos asombran a todo el mundo. Y demuestran incondicionalmente la inteligencia de aquellos que crearon estas teorías. Así como el descubrimiento de la piedra Rosetta indujo el comienzo de la egiptología, esta manera de decodificar causará una revolución en el conocimiento de la antigüedad. Es un vínculo crucial con la existencia de nuestra civilización. En cierto modo, estas cifras tienen una numerología esotérica. Como puede ver, son números esenciales que pueden procesarse en componentes básicos. Cuando están procesados, a su vez, ellos nos conducen a los mismos números que son una mezcla de combinaciones del más alto orden, dando como resultado una fuente de información para los que se dedican a esto, es decir, los expertos en números.

Los números relevantes son una metáfora determinada para el catastrófico desastre que va a devastar la Tierra. Son el clímax fascinante de una búsqueda de las razones del desplazamiento de los polos, la caída de los cielos, la destrucción de la Tierra, animales y personas. En su simplicidad, se halla oculta una inmensa complejidad de mitología y religión, de ciencia y matemáticas, que se reúnen en un símbolo esencial.
Esto no termina aquí. Aparentemente, el descubrimiento de que el campo ecuatorial del Sol rota en 26 días, fue difícil de lograr. La rotación del campo polar resultó mucho más difícil, debido su la invisibilidad desde la Tierra. Por eso, ellos escondieron en el número de precesión, el código secreto del campo polar. La demostración es la siguiente:

11,111111111 x 3,3333333333 = 37,037037037037

Aquí hallamos la serie infinita del 37. No es posible tanta coincidencia. Nuevamente, se lograrán más conexiones entre el desplazamiento del zodíaco y el magnetismo solar, y obtendremos la evidencia de los acontecimientos profetizados y reales en la Atlántida, si encontramos esas conexiones. Al mismo tiempo, estamos seguros de lo que va a suceder en el año 2.012. Los atlantes sabían que una gigantesca interrupción del Sol, provoca enormes erupciones.
La onda de choque electromagnética es tan poderosa que el campo magnético de la Tierra estalla. Luego de ese evento, la Tierra se moverá en la dirección opuesta en el zodiaco.

Figura 38.
Efecto de los campos magnéticos que rotan de manera diferente.

Para describir esto, los atlantes buscaron una relación matemática entre ambos fenómenos.
Juntos podemos revelarlo. Usamos el tiempo de los campos magnéticos del Sol: 26 y 37 días, luego calculamos la cantidad de grados que cada campo viaja en un día. Si dividimos el número de grados de un círculo por estos números, obtenemos como resultado lo siguiente:

360 – 26 = 13,84615385
360 + 37 = 9,729729730

Divida el ciclo de precesión por estos números:

25.920 ÷ 13,84615385 = 1.872
25.920 ÷ 9,729729730 = 2.664

Mire estos números más de cerca, notará que ya el primero es significativo. Para los mayas, el 1.872 es muy importante. Pero 1.872 también es el período más corto en el zodíaco de los egipcios. Además, esos números aparecieron varias veces en mis cálculos. La precisión de estas simples cuentas aclara cualquier duda que pudiera quedar. Y esto no es todo. Más adelante, el número 2.664 estará indicado como un número de código esencial en el Códice Dresden. En otras palabras, puede recuperar dos números de códigos mayas haciendo un simple cálculo en el zodíaco egipcio. Esto indica que deben tener el mismo origen. Si ahondamos más profundamente en tales hallazgos, puede decodificar datos más importantes. La omnipresencia de los números simbólicos no es una coincidencia. Ellos forman una similitud extraña pero comprensible y son la síntesis de una civilización superior que tuvo que confrontar el fin de los tiempos, de dioses que han incluido sus mitos y conocimientos en una gran idea. Es una fuente de conocimien­tos donde una perturbadora investigación científica exacta fue incorporada. Tuve que tomar aire. ¿Cuáles serían los siguientes descubrimientos que me aguardaban? Para hallar la precesión se necesita saber acerca de dos puntos en un año, donde el día y la noche son iguales en duración. Estos serían el 20 de marzo y el 22 de septiembre. La investigación revela que mayas y egipcios tenían estos conocimientos, debido a que varios templos estaban construidos en ese punto donde el Sol se elevaba por el horizonte al comienzo de la primavera.

Y allí radica la solución del acertijo que estoy tratando de develar. El ciclo de precesión es una majestuosa máquina de una extraordinaria complejidad. Casi me des­mayo. Su conocimiento del cosmos debía ser enorme y sus matemáticas, descomunales. Según ellos, se necesitan 72 años antes de que el Sol se desplace un grado sobre su eclíp­tica. Esta es una estimación asombrosamente precisa, de acuerdo con los astrónomos de la actualidad. Sólo una ciencia de un nivel matemático y astronómicamente elevado puede producir tal exactitud.
Yo me pregunté si sería posible que los códigos secretos estuvieran ocultos detrás de este número. ¿Acaso iniciaron esta codificación en los números de los cuales hablé antes? ¿Estaba su herencia tan brillantemente codificada, de modo tal que alguien que tuviera una perspectiva científica pudiese reducir su compleja información matemática en un modelo más comprensible? Lleno de respeto, empecé mis cálculos y pronto logré vislumbrar que mi corazonada era correcta:

1.872 = 72 círculos de 26 días
2.664 = 72 círculos de 37 días

Estoy bastante seguro de que usted también se asombró al ver el número 72. Cuando se multiplica por el período de los campos magnéticos solares, el resultado son los números consignados. Estos aparecen tan frecuentemente que no pueden ignorarse. Aquí nos tropezamos con la esencia. Sin lugar a dudas, está claro que los egipcios intencionalmente incorporaron estos números en su manera de calcular. ¿Por qué?, me preguntaba. Un profundo estudio del texto de Albert Slosman sobre la catástrofe anterior me dio la respuesta a esta acuciante pregunta: Aha-Men-Ptah se corrió 72 grados en el zodíaco después de la hecatombe.

Esta conexión de importantes números básicos en el ciclo de las manchas solares y el zodíaco, está creada con un propósito. Son la respuesta matemática a las visiones apocalípticas de las erupciones volcánicas, de enormes terremotos, eras glaciales y una gigantesca ola; y por lo tanto, pavorosamente realistas. ¡Qué solución brillante, qué lógica sobrenatural! me dije a mí mismo. ¿Era, acaso, un mensaje telepático a través de la nebulosidad de los tiempos? Algo me decía que este era el caso. Había mucho más para descubrir detrás de estos números del lejano pasado. ¿Estaría yo en condiciones de recordar esas memorias? ¿Podría descifrar el olvidado código, de manera más extensa? Observé los números con renovado interés y tuve éxito después de un exhaustivo estudio (los lectores interesados en las matemáticas pueden hallar la evidencia en el Apéndice). Reste el número del ciclo de las manchas solares (vea el capítulo anterior), de los valores calculados:

1.872 - 1.846 = 26
2.664 - 2.627 = 37

¿Qué obtuvo? Una conexión directa entre el magnetismo solar y el corrimiento del zodíaco. Dicha ciencia es extremadamente progresiva y excede la que conocemos en la actualidad. Detrás de todo esto hay una mano solícita que quiere advertirnos; y científicos increíblemente inteligentes fueron los responsables de esto. La razón es que dicha conexión no es azarosa; existe una conexión directa entre los períodos dramáticos en la Tierra. El ciclo de precesión está estrechamente vinculado con el principio y el fin de las eras glaciales. Esto se ha conocido desde la década de 1.970. Los descubrimientos mencionados antes son la evidencia de que los atlantes tenían un elevado nivel de conocimientos, ¡y eso hace más de 12.000 años! Ellos también descubrieron, como los científicos en la actualidad, que hubo varias causas para las eras glaciales. Tuvieron que confrontar esto el 2 de febrero de 21.312 a.C. La Tierra viró 72 grados y el subtropical Aha-Men-Ptah (Primer Corazón de Dios), en unas pocas horas quedó recubierto con el entonces Polo Norte. A esta tragedia le siguió una ola imponente. Los que sobrevivieron se agruparon y decidieron crear un centro astronómico: el Círculo de Oro. Por miles de años, sus mejores científicos estudiaron los cielos y finalmente llegaron a la siguiente conclusión:

1. El punto vernal está cambiando muy lentamente. Esto significa que aparece después de un determinado tiempo en una constelación diferente. Ellos codifi­caron el magnetismo solar, el periodo de Venus y otros números importantes en los periodos de los distintos ciclos: 1.872, 2.016, 2.304 y 2.592 años. Estas constelaciones recibieron nombres basados en hechos históricos, los cuales siguen usándose casi sin cambios hasta nuestros días.

2. Durante el corrimiento del zodíaco, se produce un segundo fenómeno: el eje de la Tierra se está desplazando levemente e inclinándose en mayor o menor medida. Los científicos lo llaman la inclinación respecto de la eclíptica (esto significa el ángulo entre el ecuador y la eclíptica). Los atlantes deben haber descubierto lo mismo que los científicos en la actualidad, fluctuando con una diferencia de 2,4 grados. El eje está más derecho a los 22,1 grados y más inclinado a los 24,5 grados.

3. La fluctuación del eje de la Tierra tiene una influencia en la velocidad del zodíaco y se produce siglo a siglo. Fueron 25.920 años; hoy está en el año 25.776. Lo más molesto es que los atlantes ocultaron en su génesis, un código secreto que yo pude descifrar. Según este, se produjo un desastre en la Atlántida cuando la precesión cambió a 25.776 años. Hoy hemos alcanzado el mismo periodo. No existe correlación más alarmante y esto demuestra que un acontecimiento catastrófico puede llegar a tener lugar en cualquier momento, ahora.

Los científicos demostraron que el principio y el final de las eras glaciales en Europa y el continente americano, pudieron predecirse gracias a dichos descubrimien­tos. Estos alarmantes sucesos se producen cuando los polos del eje de la Tierra están más derechos de lo normal. La precesión también causa un cambio en la rotación de la Tierra, lo cual genera un corrimiento de los veranos. Esto significa que, si un verano es relativamente frío, una parte del hielo que se formó en el invierno no se derrite. Al siguiente invierno se formará una nueva capa de hielo y una reacción en cadena de circunstancias glaciales se producirá en consecuencia.

Por lo tanto, la existencia de una nueva era zodiacal puede ser un crucial iniciador para el comienzo de las eras glaciales. Y esta no es toda la historia. Durante los últimos dos millones de años, la Tierra soportó diez períodos largos y cuarenta cortos de eras glaciales. La duración promedio de una era glacial va de 80.000 a 100.000 años. Estas debieron alternar con períodos interglaciales más cálidos que duraron alrededor de 10.000 años. En los últimos 330.000 años, Europa conoció tres períodos más cálidos, seguidos de otros más fríos que duraron 100.000 años. Hace diez mil años, se inició este período más cálido que estamos atravesando ahora. El final del mismo, definitivamente, se está acercando. Un desconocido desastre nos aguarda. Las capas de hielo de un espesor de cientos de metros van a enterrar a Europa y destruirán todo cuanto quede debajo. Por supuesto que los atlantes lo sabían, y estoy seguro de que sabían mucho más. Ellos deben haber hecho las siguientes correlaciones:

1. Las manchas solares y la fuerza de los inviernos: una baja actividad de las manchas solares produce fuertes inviernos, y también es cierto lo contrario. Una fácil conclusión. Todos concuerdan acerca de este tema, en particular cuando se toman en cuenta sus conocimientos sobre el ciclo de las manchas solares.

2. La desaceleración o aceleración del ciclo de precesión: los astrónomos actuales piensan que el Sol causa la precesión, pero ignoran cómo. Todos sabemos que el viento solar produce partículas eléctricas, las cuales pueden penetrar en la atmósfera terrestre por los polos y producir las conocidas auroras australes y boreales. Una porción de estas partículas puede llegar hasta el núcleo interior y crear una carga eléctrica, que es la responsable del cambio en la velocidad de la rotación.

3. El corrimiento del campo magnético y las tormentas solares: luego de un periodo de más de 1.300.000 días, el campo magnético del Sol se da vuelta (ver The Mayan Prophecies [Las profecías mayas]). Este fenómeno viene con enormes explosiones solares, las cuales son responsables de múltiples efectos. El campo magnético de la Tierra es fuertemente golpeado, las auroras son visibles en casi todo el globo y los relámpagos se generalizan. Esto es más que suficiente para atraer nuestra atención y conducirnos a las conclusiones necesarias.

4. En el año 10.000 a.C., los atlantes tenían tal certeza de la correlación entre el campo magnético del Sol y un suceso catastrófico sobre la Tierra, que decidieron orquestar un éxodo. Durante 208 años hicieron los preparativos necesarios. Los mayas y los egipcios, como descendientes de los legendarios atlantes, predijeron una catástrofe similar pero más violenta, para el 21-22 de diciembre de 2.012. ¿Qué calcularon? Después de casi 12.000 años, habrá una gigantesca reversión del campo magnético del Sol. Cuando eso suceda, llamaradas solares increíblemente grandes se emitirán, billones de partículas alcanzarán los polos terrestres y estos “arderán en llamas”. Debido al continuo flujo de electromagnetismo, los campos magnéticos de la Tierra se sobrecargarán. Se generarán fuerzas eléctricas descono­cidas. Cuando los polos se llenen de auroras, por las partículas que caen, lo inevita­ble sucederá: el campo electromagnético interior de la Tierra se sobrecargará y estallará. Entonces, ¡wam! El campo magnético terrestre se revertirá y la Tierra empezará a girar en sentido contrario, como una dínamo que comienza a dar vueltas para el otro lado, y el Polo Norte se convertirá en el Polo Sur, y viceversa. ¡Y toda nuestra civilización será destruida!

Mi conclusión es que los atlantes descubrieron varias relaciones entre el magnetis­mo solar y el desplazamiento del zodíaco. Todo esto es sumamente perturbador. Los científicos modernos saben que los mismos fenómenos podían poner a la Tierra en un terrible peligro. Ignorar estos mensajes es suicida. Casi todos morirán durante tales acontecimientos, si no se toman las precauciones de manera urgente. Y sobre todo, los sobrevivientes no tendrán computadoras ni máquinas en las cuales confiar. Por qué esto es así, será develado en la Parte IV.









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